DIETA MEDITERRÁNEA


La Dieta Mediterránea es un estilo de vida, no solo un patrón alimentario que combina ingredientes de la agricultura local, recetas y formas de cocinar propias de cada lugar. También es una valiosa herencia cultural, constituida de paisajes, cultivos, técnicas de cultivo, de mercados, de elaboraciones, de sabores y perfumes, de colores, de tertulias y celebraciones, de leyendas…


La Dieta Mediterránea abraza a todos los pueblos de la cuenca mediterránea. Ha sido transmitida de generación en generación desde hace muchos siglos y está íntimamente vinculada al estilo de vida de los pueblos mediterráneos a lo largo de su historia. Ha ido evolucionando, acogiendo e incorporando, nuevos alimentos y técnicas, fruto de la posición geográfica estratégica y de la capacidad de mestizaje e intercambio de los pueblos mediterráneos. La Dieta Mediterránea ha sido, y continua siendo, un patrimonio cultural evolutivo, dinámico y vital.


El concepto de dieta mediterránea fue desarrollado por Keys y Grande en los años cincuenta; se refería a los distintos hábitos alimentarios observado en el área mediterránea. En la actualidad esta dieta constituye un modelo teórico, basado en un patrón real que existió hasta la década de los sesenta en algunas regiones del área mediterránea y que posiblemente todavía exista en varias de estas zonas. No constituye una dieta única, sino un conjunto de dietas que comparten sobre todo dos características: el aporte de los macronutrientes a la ingesta calórica (53-58% de hidratos de carbono y 10-12% de proteínas) y la calidad de la grasa ingerida (7-10% de ácidos grasos saturados, 15-20% de ácidos grasos monoinsaturados y 6-8% de ácidos grasos poliinsaturados).

Características principales:
- Consumo elevado de frutas y verduras
- Consumo elevado de legumbres y cereales
- Uso del aceite de oliva como lípido principal
- Regular consumo de pescado
- Predominio de los procesos culinarios de:
- A) Hervir agua
- B) Freír en baño de aceite de oliva

Características secundarias:
- Consumo tradicional de vino en cantidad moderada durante las comidas.
- Escaso aporte cárnico con predominio de aves de corral.
- Ingesta moderada-baja, pero regular, de productos lácteos, escasa de hidratos de carbono simple y casi nulo de alimentos preparados industrialmente.

Su importancia en la salud del individuo no se limita al hecho de que sea una dieta equilibrada, variada y con un aporte de macronutrientes adecuado, sino también a los beneficios de su bajo contenido en ácidos grasos saturados y alto en monoinsaturados, así como en carbohidratos complejos, fibra y a su riqueza en sustancias antioxidantes.

Sin embargo, el abandono progresivo del patrón tradicional de la Dieta Mediterránea, por la influencia de nuevos hábitos y costumbres alimentarias poco saludables, ya está teniendo repercusiones negativas en los países mediterráneos. La obesidad se considera la epidemia del siglo XXI, especialmente entre los niños, y las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de mortalidad. El síndrome metabólico y la diabetes mellitus son de envergadura global entre los países desarrollados. Estos hechos parecen correr en paralelo al abandono de los hábitos que situaron al estilo de vida mediterráneo en el eje de la longevidad entre los países de la cuenca mediterránea. Evitar el paulatino abandono de la Dieta Mediterránea tendría una repercusión favorable, en cuanto a la regresión de las enfermedades descritas como a la conservación de la agricultura y el paisaje tradicionales, en suma, del medio ambiente.

La representación práctica de la Dieta Mediterránea la encontramos en la pirámide alimentaria. Actualmente existen varios modelos que siguen una línea común, aunque hace poco se ha editado por parte de la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición la nueva pirámide alimentaria, más en concreto La Pirámide NAOS. 


La dieta mediterránea ha sido nombrada en 2011 patrimonio inmaterial de la Unesco


http://www.unesco.org/culture/ich/es/RL/00394