20.5.12

EL LAUREL-LAURUS NOBILIS



La planta del laurel es originaria del este Mediterráneo y de Asia Menor, desde donde se extendió al resto de Europa y América.
El nombre científico del laurel común, Laurus nobilis, proviene del latín y significa notable, célebre, por lo que se asocia al símbolo del triunfo desde las antiguas culturas mediterráneas.

Una leyenda de la mitología griega relata como la ninfa Dafne (laurel en griego), hija del díos-río Pireo y que juró no casarse jamás, huyó a las montañas para escapar del acoso del dios Apolo. Ante la persistencia de este Dafne pidió ayuda a su padre que la transformó en laurel, como muestra una de las esculturas de Gian Lorenzo Bernini conservada en la Galería Borghese de Roma. Apolo desconsolado por perder a su amada, cortó algunas ramas que se colocó en forma de corona y convirtió al laurel en árbol sagrado. Por esta razón la corona de laurel es el símbolo con el que se representa al dios del Olimpo, asociándolo también a ganadores y poetas. En los Juegos Olímpicos celebrados en Atenas el laurel entregado a los vencedores los elevaba a la categoría de dioses.

En el Imperio Romano las hojas de laurel se empleaban para realizar las coronas triunfales de emperadores y generales victoriosos. La imagen de Julio César siempre aparece aureolada con esta hoja entrelazada.

A estos hechos hace referencia el médico y botánico griego Dioscórides en el capítulo 86 del Libro I (traducción del catedrático Laguna):
"El laurel es árbol muy conocido, porque no solamente en Italia y en España, empero también en Francia y en Alemania, crece, dado que (léase, aunque) en estas regiones frías es estéril de fructo. Consagraron el laurel, los antiguos, al dios Apolo, y con él se coronaban, en los tiempos pasados, todos los emperadores de Roma."
"Para el cual efecto (según cuentan las romanas historias) un águila enviada de Júpiter dejó caer en el regazo de Drusilla, mujer de Augusto, una gallina muy blanca, la cual llevaba en el pico un ramillo de laurel cargado de bayas muy olorosas; el cual, plantado, multiplicó después en grande abundancia. Coronaban también con laurel, antiguamente, a todos los vencedores, y, como el olivo, era señal de paz, ansí siempre el laurel significaba victoria."

Uno de los condimentos más empleados en la cocina mediterránea son las hojas de laurel, de la familia de las Lauráceas. A este mismo grupo pertenecen árboles tan aromáticos como el canelero (canela), el alcanforero (alcanfor) y el aguacatero (aguacates). La enorme cantidad de comidas que se preparan para aprovechar su sabor característico lo convierten en una de las hierbas más populares. Se utiliza como condimento y por sus interesantes propiedades saludables.

En su composición, se distinguen diversos ácidos orgánicos, ácidos grasos insaturados, sustancias de acción antioxidante y bactericida y minerales tales como manganeso, calcio, potasio y magnesio. A sus principios activos, el cineol y el eugenol, se les confieren propiedades para estimular el apetito, por lo que su uso está indicado en la elaboración de recetas para personas inapetentes, convalecientes o que necesiten comer más para cubrir sus requerimientos o para engordar. En estos casos, resulta más útil y efectivo tomar una infusión de laurel un rato antes de las comidas.
También se le adjudican propiedades carminativas, es decir, cierta capacidad para reducir la formación de gases y la hinchazón abdominal, además de funciones protectoras del hígado. Este último efecto se nota por su acción colagoga, al estimular la producción y secreción de bilis, un aspecto que facilita la digestión de las grasas. Por todas estas propiedades, el uso de laurel conviene en la cocina y, en especial, en la elaboración de platos con legumbres o ricos en grasas.
La parte de uso más común y popular del laurel son las hojas, si bien otros preparados concentran sus principios activos, como aceite de laurel, infusiones, comprimidos o aceite esencial. Esto obliga a tomarlo siempre en la dosis indicada y con asesoramiento de un experto en fitoterapia.



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